Video YouTube
Sencillo destino
Dejo
el otoño, las piedras, los gigantes.
¡Oh,
simple migaja: yo te amo por los pobres!
Dejo
las sílabas abiertas por el rayo.
¡Oh,
polvo humilde: que ingratas son las cordilleras!
Cuando
inclino la rodilla y abandono
los
planetas felinos, la tierra de hocico carnicero,
aquí,
fatigado como un pedazo de pan duro,
descubrirte
es amanecer un poco,
oh
tacto de miel, sobre este caracol salino.
A tu
estatura de dios diminutivo,
me
presento
como
una espiga larga;
como
raíz inmensa;
como
altura imposible donde sólo llega un labio.
Autor, José Luis Rico