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Retirada del sol
Ya
no es tan sol;
es
casi una moneda.
Enseñando
los dientes, no hubiera dicho “QUIERO”;
no
hubiera padecido las cárceles de un nombre
–jaula;
puño; enredadera de sombras
ensuciando
su corazón de viento–.
Permitió
que el dedo se acercase –¡oh Sol
que
no escarmienta nunca!–,
y se
le han dormido las venas detrás del latigazo.
Tantea
como un ciego su larga residencia,
chocando
en cada nube, en cada pájaro muerto
(hay
pájaros muertos por todos los rincones).
Y
cada pulso que no puede esquivar es una herida.
Y
cada aliento, cada racha de sangre
le
tinta más de tinta.
Y
los ojos, la voz, los labios que fueron su regazo
predilecto…
¡Oh,
sol; si alguna vez existes…!
Autor José Luis Rico