viernes, 31 de agosto de 2018

A este lado de la sangre, del libro "Cicatriz de vuelo"



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"Camino a la esperanza"

A este lado de la sangre




Pisando tierra hasta entender el idioma del barro,

mientras copio la música con que responde la sangre,

me digo que el tiempo se marchitó por no elevarse.

Porque nada es efímero si flota;

si, conocida la forma y su silencio, abandona

la herida original del suelo.



Esto lo sabe el amor,

y no lo calla.

Es sólo que hay sordos, como hay días de frío

en medio del verano.



Abriendo los sueños –no los ojos– al espacio,

mientras siento que quien besa es el beso

y no la boca,

entiendo que la vida no se rinde; la rendimos.

Porque todo es mortal si no es soñado;

si no es más de lo tangible y lo directo.



Esto lo saben los niños,

y lo gritan.

Es sólo que estamos siendo viejos,

como es viejo anteayer –casi mañana–.



A este lado de la sangre,

se levantan los pulmones sin miedo al horizonte

que sobre sí termina, y estrangula

lo que en el vientre pudo ser una palabra

fuera de las sombras

y la cárcel.



En esta paz, el hierro, la piel, el océano…

hasta una lágrima… ¡quizás, hasta la muerte!

pierden su densidad.

Y silencia la raíz su condición de nudo.

Y se descomponen los puntos cardinales:

El Norte al aire; el Este, el Oeste; el Sur al aire.



Aquí.

Aquí es; aquí

donde acaricio profunda la esperanza

de que el hombre comprenda para qué son los labios.

Autor, José Luis Rico