lunes, 27 de agosto de 2018

La tierra no es camino, del libro "Cicatriz de vuelo"


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La tierra no es camino


 Es muy fácil confundirse
(la campana confunde su carne con el bronce).
Pero la tierra no es camino nunca, nunca,
nunca.


Ya quiera ser un puente: brazo extendido
para saltarse un mar –¡Mentira! –
siempre tendrá los ojos tristes.
¿Quién pretende sostener una muerte en el aire?
La muerte cae. Cae siempre a tierra,
porque la tierra necesita de húmedos cadáveres;
simientes negras donde no avance un pie;
caricias –no: cobardes puños– sobre lo inmóvil.


La tierra muerde y para
(preguntad a los pies si la tierra son dientes).
Y extermina
lo que tiene vivir de suspiro;
lo que tiene de aliento sin nombre;
de silenciosa fuga;
de indisciplina azul en los espacios
o de sangre elevada sobre todas las huellas.


Ya quiera ser un monte (nunca un dedo
 que acaricie las plumas); acabará en un límite
que siempre será duro,
que será siempre la curva de un hombre caído.
Porque la tierra necesita de caídas mortales;
medirse por distancias entre golpe y golpe;
cerrar los labios –no: los dientes–
y acabarse dentro.


Es muy fácil dudar
(el mar siempre dudó entre ser mar o aire);
pero la tierra,
no es camino nunca, nunca, nunca.

Autor,  José Luis Rico